El hecho de que un niño empiece a hacer teatro no quiere decir que él se convertirá en un actor. Los niños, en el teatro infantil, no hacen teatro ni aprenden teatro.
Ellos juegan a crear, a inventar, y aprenden a participar y a colaborar con el grupo.
Las clases de teatro infantil son terapéuticas, forman en valores humanos y cristianos y son socializadoras. Los trabajos en grupo, los ejercicios psicomotores y el contacto físico entre los compañeros, son la base de la educación dramática.
El teatro es un campo inagotable de diversión y de educación a la vez.
A los más pequeños, el teatro no debe estar restricto a la representación de un espectáculo. El teatro para los niños no se trata de promocionar y crear estrellitas. Debe ser visto como una experiencia que se adquiere a través del JUEGO. Esa es la palabra mágica en el ámbito de un taller de teatro para niños, es un espacio de juegos teatrales, para crear, para conocerse a si mismo, para jugar, para conocer a los compañeros.
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